La princesa cisne







En esta ocasion el Ballet clasico es levado a la gran pantalla en forma de cuento.

La princesa Odette y el principe Derek estaban destinados a casarse desde su mas tierna infancia, pero el hechizo de un malvado brujo hace que Odette se convierta en cisne durante el dia y de noche vuelva a su apariencia norma...su amado la busca sin resultado..

El regreso a Nunca Jamás

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=85yTDUbQe9k&feature=related]

Como es la misión de esta seccion me dedico a analizar la presencia de cuentos en las peliculas, series comics y videojuegos para ver la influencia que ejercen sobre ellos y demás. Y como datos curiosos.

Esta en concreto es una de mis peliculas preferidas de mis personajes de la infancia preferidos, Peter Pan. Para los que no habeis tenido la suerte de ver esta improvisada segunda parte de disney os contare que se desarrolla con una Wendy ya crecidita que no ha dejado de contar cuentos a sus dos hijos,  Jane y Daniel (en el libro solo aparece Jane pero la disney lo veria mas mono al niño y mas parecido a Michael)

Es un tiempo de guerra, donde parece que no queda tiempo ni fe para creer en los cuentos y en las hadas, en un mundo donde la pequeña Jane se hace cargo de intentar proteger a su familia durante la guerra y censurar a su madre por contar cuentos a su hermano pequeño. Esto abre tambien el debate de "edulcurar la vida de los mas pequeños" en situaciones dificiles, como es el gran ejemplo de la pelicula "La vida es bella" . A mi opinion, no aun de profesional sino de persona, los niños siguen siendo niños, y tienen ese derecho a tener su trocito de ilusion, si somos capaces siempre debemos de buscar en darselo.

Una palicula altamente recomendada para niños y niños grandes, donde podeis seguir aventuras de Peter Pan y Garfio de la mano de Jane...la niña que habia crecido demasiado pronto.

"El Laberinto del Fauno"

“Cuentan que hace mucho, mucho tiempo, en el mundo subterráneo, donde no existe la mentira ni el dolor vivía una princesa que soñaba con el mundo de los humanos. Soñaba con el cielo azul, la brisa suave y el brillante sol...





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Un día, burlando toda vigilancia, la princesa escapó. Una vez en el exterior, la luz del sol la cegó y borró de su memoria cualquier indicio del pasado. La princesa olvidó quién era - de donde venía... Su cuerpo sufrió frío, enfermedad y dolor. Y al correr de los años... murió.




Sin embargo, su padre, el Rey, sabía que el alma de la princesa regresaría quizá en otro cuerpo, en otro tiempo y en otro lugar. Y él la esperaria hasta su último aliento. Hasta que el mundo dejara de girar…”














Ofelia es una niña que le ha tocado vivir una epoca oscura. Su padre murio durante la guerra y su madre se ha vuelto a casar con un general malvado al cual Ofelia le parece un estorbo, y acepta su destino mudandose con su madre y su hermano no nacido aun a la casa de su padrastro.

Pero el lugar donde la casa se situa es un lugar magico, junto a un viejo laberinto en las que leyendas habblan de hadas, faunos y cuentos de hadas como los que Ofelia siempre lleva consigo.

Una noche siguiendo a una pequeña hada hasta el laberinto se encuntra con el Fauno, el guardian de las puertas del reino, que le informa que ella es la reencarnacion de la princesa de sus cuentos y que debera llevar a cabo diferentes pruebas durante trs noches hasta la luna llena llena si quiere regresar a su mundo.

Ofelia se mece entre la realidad y la ficcion siguiendo al fauno e intentando desvincularse del mundo cruel de los adultos.

Una pelicula de Guillermo del Toro con multitud de referencias mitologicas y sobre todo un cuento precioso

El pequeño sabio - Popular árabe

Cuatro mercaderes muy amigos en una racha de buena fortuna consiguieron vender el total de sus mercancias en una sola jornada  y para celebrarlo decidieron resfrescarse en una casa de baños regentados por una anciana viuda.

Antes de entrar y para evitar malentendidos los cuatros hombres dejaron dicho a la anciana que a no ser que los cuatro estuvieran presentes no les entregase el dinero, asi evitarian robos entre ellos y la anciana accedio.

Sucedio que mientras se bañaban se dieron cuenta que faltaba el jabón y uno de ellos decidio salir a pedirselo a la anciana.

- Vengo de parte de mis compañeros para que me de el dinero- dijo el pícaro a lapobre anciana.

- Eso no puede ser, no puedo daros el dinero hasta que los cuatro esteis presentes y de mutuo acuerdo.

El mercader se acerco a la puerta de los baños y grito a sus compañeros:

- La vieja no quiere darmelo si vosotros no me dais permiso...asi que gritadlo para que se oiga...

-Si vieja daselo, daselo y pronto- contestarón los tres mercaderes que creian que hablaban del jabón.

La anciana pues confundida le entregó el dinero al pícaro que escapo de allí como alma que se lleva el diablo.

Al salir del baño y entender lo sucedido los tres mercades estafados y enfadados decidieron culpar a la anciana y llevarla a juicio para meterla en prisión como única culpable del robo.

El dia antes de el juicio la anciana no cabía en si de pena y se puso a llorar en la puerta de su casa...

-¿Porque lloras noble anciana?-La interrumpío un niño de cinco años que la miraba triste.

-Dejame con mi pena...mañana iré a juicio y acabaré con mis viejos huesos en la carcel...

-Anciana...si me cuentas tu problema y te doi una solución ¿Me darás una moneda para comprar avellanas?

-Si  me das una respuesta-  sonrío la anciana ante la dulzura del niño- la tendrás.

- De acuerdo- dijo el niño tras oir la historia- mañana te presentarás al juez con estas palabras :

Señor Juez, ellos me confiaron el dinero a condicion de que no se los entregará a no ser que los cuatro estuviesen presentes, asi que con sumo gusto si consiguen reunirse con su colega y venir a pedirme los cuatros de mutuo acuerdo el dinero yo se los devolveré.

Al dia siguiente el juez dejo libre de cargos a la anciana ante la rabia de los tres mercaderes, y el niño dicen que llegó a ser unos de los grandes consejeros de la corte.

Tamamo no mae y la piedra asesina 玉藻の前と殺生石

Hace tiempo que quería contar esta historia, pero como todo en Japón, al final tienen varias versiones para una misma cosa. Lo más habitual es tener: la leyenda, la obra de nôh, la obra de bunraku y la obra de kabuki. Todas ellas comparten una línea medianamente común pero con variantes que hacen que la historia cambie o que incluso tenga distintos finales. También hay casos en los que se complementan y para saber cómo acaba una historia tienes que irla siguiendo por capítulos en sus diferentes manifestaciones artísticas. Esto último combina ambas cosas, las versiones y sobretodo la conclusión de la historia en su versión de teatro nôh.
Primero voy a contar la historia básica, lo que es en sí la leyenda y se suele conocer como el núcleo principal.

Creo que ya expliqué alguna vez que durante una época Japón tuvo dos emperadores a la vez, uno era el emperador reinante y otro el emperador retirado, teniendo este segundo mucho más poder que el primero y transformando al emperador reinante en una especie de marioneta. Fue el caso del emperador Konoe quien reinaba en 1155 mientras gobernaba el emperador retirado Toba (1103-1156). En la corte de dicho monarca había una joven dama que formaba parte del servicio de palacio cuya belleza y sabiduría impactaban a todo aquel que la veía. Con un aspecto de tan solo 20 años, conocía a la perfección todas las materias sobre las que se le preguntaba y combinaba todo ello con una increíble belleza de cuyo cuerpo exhalaba un dulce perfume y el aspecto de sus cabellos, ropas y maquillaje era siempre perfecto, nunca se ensuciaba o estropeaba, permaneciendo inamovible a lo largo del día.
La joven se hizo tan famosa que al final el emperador exigió conocerla y probar su sabiduría, así que se planeó un encuentro en el cual se le hicieron preguntas sobre la doctrina budista que ella contestó fácilmente. Como se podía esperar el emperador se enamoró de la muchacha y la mantuvo a su lado tratándola como su emperatriz.
Sin embargo, pronto empezaron a suceder cosas extrañas relacionadas con la dama. Era costumbre en la corte organizar veladas de poesía y música, en las que la nueva concubina sorprendía a todos contestando a las preguntas más difíciles e inverosímiles, así que se organizó una en el Seiryo-den "la sala pura y clara", era una sala del palacio situada tras la destinada al trono imperial, mirando hacia el Este y no incluido en el eje principal norte-sur, lo cual indicaba que era una de las salas informales y de relax de los emperadores. Aquel día se levantó un viento muy fuerte mientras la corte asistía a la velada, así que se apagaron todas las luces del recinto, sin embargo, desde la cortina de bambú donde estaba la misteriosa joven salía una luz, cuando levantaron la cortina el resplandor procedente de la figura femenina era tal que parecía de día.

Respecto a las cortinas de bambú, hay que entender que hasta el periodo Kamakura era costumbre que las damas de la corte y el emperador se situaran tras este tipo de cortinas durante las recepciones u otros actos oficiales. No estaba permitida la interacción entre ciertos sectores menos "nobles" con los más cercanos a la familia imperial y su servicio personal. En muchos e-makimono de época Heian incluso no se representa la cara del emperador, sino simplemente las piernas de una figura masculina sobresaliendo de una cortina de bambú. Esto también lo podemos ver en la versión cinematográfica más reciente del Genji Monogatari).
Volviendo al tema que nos ocupa, todos los presentes se sorprendieron mucho y el emperador llegó a la conclusión de que la luz era el resultado de ser la joven un bodhisattva o una encarnación de algún buda (ambos personas que han alcanzado la iluminación budista o satori). A partir de ese día se le dio el nombre de TAMAMO NO MAE 玉藻の前.
Sin embargo pasado el tiempo el emperador cayó enfermo y los médicos de la corte diagnosticaron que su mal no era una enfermedad común sino el efecto de un espíritu maligno y por lo tanto era algo que ellos eran incapaces de tratar con la medicina convencional. Así que no hubo más remedio que consultar con un onmyôji, un maestro del ying y el yang, el más famoso en ese momento era ABE NO YASUNARI, progenitor de Abe no Seimei uno de los más grandes onmyôji de todos los tiempos y famoso por muchísimas leyendas. El maestro les contestó que un gran mal se cernía sobre el emperador y que había que comenzar toda una serie de plegarias a los dioses para protegerle. Dicho y hecho, el palacio se llenó de monjes entonando sutras y oraciones diversas, pero sin resultado alguno, el emperador sería enfermo y cada día peor.
De nuevo visitaron a Yasunari en busca de respuesta, esta vez el experto tuvo muchas más dificultades para contestarles pero logró dar con el problema, en realidad Tamamo no mae era un zorro de 2 colas y mil años de edad que vivía en la llanura de Nasuno en Shimotsuke no kuni (hoy prefectura de Tochigi), llegado desde China donde había estado arrasando reinos bajo su maléfica influencia. Sus intenciones en Japón eran las mismas, seducir al emperador, enfermarlo hasta la muerte y luego acceder al poder.
Los cortesanos estaban aterrados, ¿qué se podía hacer contra un zorro tan poderoso? Yasunari les aconsejó realizar el ritual de Taisan-fukun, Taisan fukun no sai 泰山府君の祭 (Taisan-fukun es el emperador de jade chino, el dios del monte Tai, uno de los dioses de la vida chinos de tradición taoísta) que debía llevar a cabo la propia Tamamo no mae. Al principio la dama se negó, pero luego le aconsejaron que fuera porque si mejoraba el emperador ella se haría muy famosa y querida por el pueblo, así que accedió encantada.
Sin embargo, durante la ceremonia de ofrenda algo ocurrió con Tamamo no mae, cuando había recitado la mitad del texto de la plegaria desapareció, demostrando así ante todos que era verdaderamente el espíritu de un zorroPronto se organizó una partida con los mejores arqueros del país y los dos cazadores más famosos, Kazusa no Suke Hirotsune y Miwa no Suke Yoshiaki. Tras purificarse y rezar a los dioses, organizaron una batida en la llanura de Nasuno, donde apareció el zorro de dos colas frente a ellos pero logrando escapar fácilmente.
Hacía falta más entrenamiento y para ellos ambos guerreros idearon sus propias técnicas, Hirotsune disparando a una bola que lanzaba desde su caballo, Yoshiaki disparando contra perros. Una vez preparados volvieron al lugar donde se había visto al zorro, pero tras 7 días de persecución no lograron atraparle. Hasta que el 8 día, mientras Yoshiaki dormía se le apareció en sus sueños una mujer joven que le dijo: en el día de hoy yo moriré en tus manos. Sálvame por favor.... Los ruegos y promesas no sirvieron de nada y el cazador se despertó totalmente eufórico gritándoles a los demás que se prepararan.
Efectivamente, ese día encontraron el rastro del zorro y Yoshiki con una certera flecha le dio muerte en el acto. El cadáver lo llevaron a la capital y lo expusieron ante el emperador que se había recuperado milagrosamente, después hicieron una reconstrucción de los hechos y posteriormente otra en el lugar donde había ocurrido todo pero esta vez para toda la corte.

Una pequeña curiosidad, Abe no Yasunari luego se casó con una mujer que en realidad era también un zorro y tuvieron un hijo que fue luego el famoso onmyôji Abe no Seimei.... Cuando las barbas de tu vecino veas pelaaaarrrrrr..... jajajajajaja.

LA VERSIÓN DE BUNRAKU- TAMAMO NO MAE ASAHI NO TAMOTO

En esta obra, un zorro mata a una dama que sirve en la corte imperial, toma su forma y seduce al emperador, pero se descubre su verdadera identidad. El zorro huye y va cambiando de forma durante su persecución: campesina, dios del trueno, hombre, una joven de ciudad, una cortesana y de nuevo dama de la corte.
Al final es atrapado y lo matan.

SESSÔSEKI- LA PIEDRA ASESINA- CONTINUACIÓN Y FINAL DE LA HISTORIA DE TAMAMO NO MAE

Se trata de una obra de teatro nôh. Se sitúa en el periodo Ashikaga (1392-1573). Otoño en el distrito de Kanto, llanura de Shimonoseki.
El sacerdote Gennoh después de alcanzar la iluminación o satori budista decide ver el mundo por sí mismo, así que se lanza a viajar. En uno de sus viajes llega a Nasuno donde ve cómo un pájaro cae muerto al tocar una roca. En ese momento aparece una campesina que le explica que ese es el lugar donde cayó muerta la dama Tamamo no mae que en realidad era un zorro con forma de mujer que había arrasado China y había intentado lo mismo con Japón. Nada más caer herido se había convertido en una piedra maldita que mataba a todo aquel que la tocaba porque el espíritu había quedado atrapado allí.

El monje decide en ese momento realizar un exorcismo que libere la maldición de la piedra. Mientras está recitando el ceremonial la roca se parte en dos y aparece el espíritu del zorro que ante sus ojos se va convirtiendo en mujer. Mediante un baile explica su historia al monje, pero ahora que ha sido liberada le promete no volver a hacer el mal y seguir las enseñanzas budistas.

Todavía hoy se puede visitar la roca asesina en Nasu, se trata de una piedra que exuda unos vapores venenosos procedentes del subsuelo volcánico. Algunos cronistas antiguos contaban asombrados cómo estaba rodeada de tantos insectos muertos que apenas se podía ver el suelo.

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http://homepage.mac.com/oscarmv/Kitsune%20Monogatari/C1916007517/index.html

Extraido de esta pagina, si quieres leer mas historias como estas o conocer un poco mas Japón totalmente recomendada.

La que quiere es mi mujer... - popular español

Por los tiempos de Maricastaña vivía un pescador muy pobre con su mujer en un choza. Todos los dias salía a pescar al mar, echaba las redes y vendia lo que cogía.

Un dia atrapo un pez enorme que cuando subio a su barca le dijo con voz humana:

- Sueltame, Juan y te daré lo que tu quieras.

El hombre se quedo sorprendido y lo dejo escapar sin mas y cuando llegó a u casa le contó a su mujer lo sucedido.

-Mira que eres tonto Juan! Sabiendo que no tenemos ni que comer. Si vuelves a coger a ese pez dile que te de mucho dinero.

Juan lo pesco al dia siguiente y este le pregunto:

- ¿Que quieres, Juan?

- Yo querer no quiero, la que quiere es mi mujer, mucho mucho dinero.

- Sube a mi lomo y del palacio de cristal coge todos los tesoros que quieras.

A la vuelta a su casa, su esposa se puso muy contenta y se gasto rápidamente el dinero por lo cual le pidio a Juan de nuevo.

- Atrapa a ese pez y pidele que queremos vivir en un palacio como reyes.

Juan lo pesco al dia siguiente y este le pregunto:

- ¿Que quieres, Juan?

- Yo querer no quiero, la que quiere es mi mujer, quiere vivir en un palacio.

- No te preocupes, cuando llegues a tu casa hallarás un hermoso palacio.

Y asi fue como la vida de Juan cambio a ser la de un noble rey.

Paso mucho tiempo y la mujer se aburria y le dijo a su esposo:

- Juan te vas otra vez pescas a ese pez y le pides que el sol salga solo para nosotros...

A regañadientes  Juan lo pescó al dia siguiente y este le pregunto:

- ¿Que quieres, Juan?

- Yo querer no quiero, la que quiere es mi mujer, quiere que el solo solo salga para ella.

- Anda y vuelvete a tu casa.- Y el pez desaparecio.

Cuando volvio al pueblo , en vez del palacio encontro su vieja choza y a su mujer en la puerta llora que te llora.

La madrina Muerte. - Popular andaluz

Érase una vez un jornalero tan pobre que no sabia a quien convidar de padrino para bautizar a su hijo.

Salio un dia al camino dispuesto a convidar al primero que pasara, pero cansado todo el dia de esperar sin que pasase nadie se volvio triste a su casa. Por el camino se encontro a la muerte que le pregunto por su desgracia, esta tras oir la historia del jornalero se ofrecio a apadrinar al niño.

- Bueno, no se apure usted, que yo se lo sacaré de pila, lo cuidaré y hasta le daré estudios de médico. Ya tngo muchos ahijados y estan muy contentos de serlo.

Asi fueron y bautizaron al niño, y cuando ya se hizo medico se le presento la muerte y le dijo :

Con esta hierba sanarás a los que tu quieras, por muy enfermo que esté. Nada mas lo pongas en los labios del que sea se recuperará. Pero ojo, si al visitar al enfermo me ves a mi en la cabecera de la cama , diras que tiene remedio y podrás curarlo. Sin embargo si me encuntras en los pies...no intentes nada porque a ese, ya le toca.

Obedeciendo a su madreina llego a ser le mejor medico del pais

Pero llego el dia en el que le llamarón a curar a un noble comerciante que le ofrecio grandes sumas de dinero y la muerte lo esperaba a los pies de la cama. Haciendo caso omiso de su consejo curo al paciente y al volver a su casa se encontro en la puerta a la muerte.

- Eres un mal ahijado, pero esta vez te perdono, pero recuerda mis consejos, si estoy a sus pies no puedes hacer nada por el.

Pero paso el tiempo y al muchacho le prometieron una gran suma si lograba curar a la hija de un conde y haciendo caso omiso de las señales de la muerte la curo dejando patidifusa a la muerte en los pies de la cama.

- Ya me lo has hehco dos veces, la proxima te tocará a ti.

La hija del rey se puso muy enferma y todos la daban ya por muerta. El rey prometio la mano de su hija a quine fuera capz de curarla...y el muchacho estaba prendado de ella...y una vez mas hizo caso omiso a la muerte y la salvo para llevarlas al altar.

Pero la noche de bodas la muerte aparecio a los pies de su cama.

- Esta si que no te la perdono El se puso a llorar y a suplicarle que le dejase tiempo para estar con su amada princesa y la muerte le llevo a una sala con miles de velas de todos los tamaños.

LA muerte le dijo:

A ver si tienes suerte y adivinas cual corresponde a la vela del tiempo que queda de uu vida. Esas enormes son la de los recien ancidos y las mas pequeñas la de los ancioanos y los enfermos...

- Es esta- Señalo el joven a una mediana.

Ls muerte nego con la cabeza. Y otra que señalaba y tra mas pequeña.

Asi fue llegando a una pequeñita ...

¿Es ésta?

Y solo con el aliento de su voz se apagó y alli quedo muerto.

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Yo dos y tu uno - Popular Andaluz

Erase una vez un matrimonio que llevaban muchos años de casados y no tenian mas familia.

Una noche se pusieron a cenar y, como siempre , ella preparó 3 huevos pasados por agua: uno para ella y dos para su marido. Pero aquella noche no se sabe que mosca le pico a la mujer que le dijo:

- Mira, ya estoy harta de que siempre te comas dos huevos , asi que esta noche va a ser al revés, tu uno y yo dos.

-Ni hablar yo dos y tu uno, como siempre.

-¿Y eso porque?

- Porque lo digo yo y en esta casa los pantalones los llevo yo.

-Pues tu sueñas, esta noche tu uno y yo dos.

-Que no...

-Que sí

Bueno, pues discutieron un buen rato y ninguno daba su brazo a torcer y ya cansado el marido lle dijo:

- Pues si sigues insistiendo, me muero...

- Pues muérete.

Entonces el se hizo el muerto y la mujer salío a la calle gritando:

-Ay Dios mio que tragedia! Que mi marido se ha muerto , ay Dios mio que tragedia! !!

Vino el cura y prepararon el entierro. Ya se lo llevaban para el cementerio y la mujer se acercaba a las andas de cuando en cuando diciendo:

- Dejadme que lo bese por última vez!

Y cuando estaba junto a su marido le susurraba a la oreja:

- Tu uno y yo dos...

Y el muerto contestaba muy bajito:

- Yo dos y tu uno...

Y el entierro seguia-. Ya llegaban al cementerio y se le volvia a acercar a la tumba:

- Mira que por cabezota voy a dejar que te entierren...

Y el otro:

- Yo soy el que llevo los pantalones..yo dos y tu uno.

Conque llegaron al cementerio y lo bajaban de las andas para ponerlo en la sepultura.

Y ella de nuevo haciendo que lloraba se le echa encima:

-Por ultima vez, tu uno y yo dos...

- Nanai, yo dos y tu uno...

Y como lo iban bajando ya a la fosa le dice ella...

-Esta bien pedazo de animal! Comete tu los tres!!

Entonces el se incorporó de un salto y empezo a gritar para rabiarla:

-Que me como treeeeees Que me como treeeeeees!!!

Y la gente que no sabia lo que estaba pasando , echo a correr aterrorizada y un cojo que iba en la comitiva gritaba:

- No corráis tantoooo, hombre , que por lo menos que pueda escoger!!!

Gustavo Adolfo Bécquer

Gustavo Adolfo Domínguez Bastida, más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer (adoptó dicho sobrenombre siguiendo los pasos de su hermano, el pintor Valeriano Bécquer), (Sevilla, 17 de febrero de 1836 - Madrid, 22 de diciembre de 1870), fue un poeta y narrador español, perteneciente al movimiento del Romanticismo.

Nació en Sevilla, hijo del pintor José Domínguez Insausti, que firmaba sus cuadros con el apellido de sus antepasados como José Domínguez Bécquer, por parte de su abuela.

Su casa natal ya no existe. Fue bautizado en la parroquia de San Lorenzo Mártir. Sus antepasados directos, empezando por su mismo padre, José Domínguez Bécquer, fueron pintores de costumbres andaluzas, y tanto Gustavo Adolfo como su hermano Valeriano estuvieron muy dotados para el dibujo. Valeriano, de hecho, se inclinó por la pintura. Pero murió el padre el 26 de enero de 1841, cuando contaba el poeta cinco años. En 1846, con diez años, Gustavo Adolfo ingresa en el Colegio de Náutica de San Telmo, en Sevilla, donde le da clases un discípulo del gran poeta Alberto Lista, Francisco Rodríguez Zapata, y conoce a su gran amigo y compañero de desvelos literarios Narciso Campillo. Pero los hermanos Bécquer quedaron huérfanos también de madre al año siguiente, el 27 de febrero de 1847, y fueron adoptados entonces por su tía María Bastida y Juan de Vargas, que se hizo cargo de sus sobrinos, pero Valeriano y Gustavo se adoptaron desde entonces cada uno al otro y emprendieron de hecho muchos trabajos y viajes juntos.

Se suprimió el Colegio de Náutica y Gustavo Adolfo quedó desorientado. Pasó a vivir entonces con su madrina Manuela Monahay, acomodada y de cierta sensibilidad literaria. En su biblioteca el poeta empezó a aficionarse a la lectura. Inició entonces estudios de pintura en los talleres de los pintores Antonio Cabral Bejarano y Joaquín Domínguez Bécquer, tío de Gustavo, que pronosticó "Tú no serás nunca un buen pintor, sino mal literato", aunque le estimuló a que estudiara y le pagó los estudios de latín. Tras ciertos escarceos literarios (escribe en El trono y la nobleza de Madrid y en las revistas sevillanas La Aurora y de El Porvenir) marchó a Madrid con el deseo de triunfar en la literatura en 1854. Sufrió una gran decepción y sobrevivió en la bohemia de esos años. Para ganar algún dinero el poeta escribe, en colaboración con sus amigos (Julio Nombela y Luis García Luna), comedias y zarzuelas como La novia y el pantalón (1856), bajo el pseudonimo de Gustavo García en que satiriza el ambiente burgués y antiartístico que le rodea, o La venta encantada, basada en Don Quijote. En ese año fue con su hermano a Toledo, un lugar de amor y de peregrinación para él, a fin de inspirarse para su futuro libro Historia de los templos de España. Le interesan por entonces el Byron de las Hebrew Melodies o el Heine del Intermezzo a través de la traducción que Eulogio Florentino Sanz realiza en 1857 en la revista El Museo Universal. Fue precisamente en ese año, 1857, cuando apareció la cruel tuberculosis que le habría de enviar a la tumba, cuando tuvo un modesto empleo dentro de la Dirección de Bienes Nacionales y perdió el puesto, según cierta leyenda, por sorprenderlo su jefe dibujando. Su pesimismo va creciendo día a día y sólo los cuidados de su patrona en Madrid, de algunos amigos y de Valeriano le ayudaron a superar la crisis. Ese año empieza un ambicioso proyecto inspirado por El genio del Cristianismo de Chateaubriand: estudiar el arte cristiano español uniendo el pensamiento religioso, la arquitectura y la historia: "La tradición religiosa es el eje de diamante sobre el que gira nuestro pasado. Estudiar el templo, manifestación visible de la primera, para hacer en un sólo libro la síntesis del segundo: he aquí nuestro propósito". Pero sólo saldrá el primer tomo de su Historia de los templos de España, con ilustraciones de Valeriano.

Hacia 1858 conoció a Josefina Espín, una bella señorita de ojos azules, y empezó a cortejarla; pronto, sin embargo, se fijó en la que sería su musa irremediable, la hermana de Josefina y hermosa cantante de ópera Julia Espín, de ojos negros, en la tertulia que se desarrollaba en casa de su padre, el músico Joaquín Espín, maestro director de la Universidad Central, profesor de solfeo en el Conservatorio y organista de la capilla real, protegido de Narváez. Gustavo se enamoró (decía que el amor era su única felicidad) y empezó a escribir las primeras Rimas, como Tu pupila es azul, pero la relación no llegó a consolidarse porque ella tenía más altas miras y le disgustaba la vida bohemia del escritor, que aún no era famoso; Julia dio nombre a una de las hijas de Valeriano. En esta época empezó a escuchar a su admirado Chopin.

En 1860 publica Cartas literarias a una mujer en donde explica la esencia de sus Rimas que aluden a lo inefable. En la casa del médico que le trata de una enfermedad venérea, Francisco Esteban, conocerá a la que será su esposa, Casta Esteban Navarro. Contrajeron matrimonio en el 19 de mayo de 1861. De 1858 a 1863, la Unión Liberal de O'Donnell gobernaba España y en 1860, González Bravo, con el apoyo del financiero Salamanca, funda El Contemporáneo, dirigido por José Luis Albareda, en el que participan redactores de la talla de Juan Valera. El gran amigo de Bécquer, Rodríguez Correa, ya redactor del nuevo diario, consiguió un puesto de redactor para el poeta sevillano. En este periódico, y hasta que desaparezca en 1865, hará crónica de salones, política y literatura; gracias a esta remuneración viven los recién casados. En 1862 nació su primer hijo, Gregorio Gustavo Adolfo, en Noviercas, (Soria), donde posee bienes la familia de Casta y donde Bécquer tuvo una casita para su descanso y recreo. Empieza a escribir más para alimentar a su pequeña familia y, fruto de este intenso trabajo, nacieron varias de sus Leyendas.

Pero en 1863 padeció una grave recaída en su enfermedad, de la que se repuso, sin embargo, para marchar a Sevilla con su familia. De esa época es el retrato hecho por su hermano que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Trabaja con su hermano Valeriano y Casta Esteban discute con él, porque no soporta su carácter y el hecho de que casi siempre ande por casa de su hermano. González Bravo, amigo y mecenas de Gustavo, le nombra censor de novelas en 1864 y el escritor vuelve a Madrid, donde desempeña este trabajo hasta 1865 con veinticuatro mil reales de sueldo. En este último año nace su segundo hijo, Jorge.

En 1866 ocupa de nuevo el cargo de censor hasta 1868; es este un año tétrico para Bécquer: Casta le es infiel, su libro de poemas desaparece en los disturbios revolucionarios y para huir de ellos marcha a Toledo, donde permanece un breve tiempo. En diciembre nace en Noviercas el tercer hijo de Bécquer, Emilio Eusebio, dando pábulo a su tragedia conyugal, pues se dice que este último hijo es del amante de Casta. Es más, Valeriano discute con Casta continuamente. Los esposos aún se escriben, sin embargo. Pasa entonces otra temporada en Toledo, de donde sale para Madrid en 1870 a fin de dirigir La Ilustración de Madrid, que acaba de fundar Eduardo Gasset con la intención de que lo dirigiera Gustavo Adolfo y trabajara en él Valeriano de dibujante; pero el 22 de diciembre muere Gustavo cuando en Sevilla hay un eclipse total de sol; un poco antes, en septiembre, había muerto su hermano Valeriano. Mientras agonizaba, pidió a su amigo el poeta Ferrán que quemase sus cartas («serían mi deshonra») y que publicasen su obra («Si es posible, publicad mis versos. Tengo el presentimiento de que muerto seré más y mejor conocido que vivo»); pidió también que cuidaran de sus hijos. Sus últimas palabras fueron "Todo mortal". Sus amigos Ferrán y Correa se pusieron de inmediato a preparar la edición de sus Obras completas para ayudar a la familia; salieron en 1871 en dos volúmenes; en sucesivas ediciones fueron añadidos otros escritos. Los restos de los dos hermanos fueron trasladados en 1913 a Sevilla, donde actualmente reposan.

Las Rimas de Bécquer iban a ser costeadas y prologadas por su amigo, el ministro de la Unión Liberal de O'Donnell Luis González Bravo, pero el ejemplar se perdió en los disturbios revolucionarios de 1868. Algunas sin embargo habían aparecido ya en los periódicos de entonces, El Contemporáneo, El Museo Universal, La Ilustración de Madrid y otros. El poeta, con esta ayuda, con la de su memoria y la de sus amigos reconstruyó el manuscrito, que tituló Libro de los gorriones y se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid. Más tarde lo editarán sus amigos con un prólogo de Rodríguez Correa en dos volúmenes con el título de Rimas y junto a sus Leyendas en prosa, en 1871, para ayudar a la viuda y sus hijos. En sucesivas ediciones se amplió la selección. A partir de la quinta la obra consta ya de tres volúmenes. Iglesias Figueroa recogió en tres tomos Páginas desconocidas (Madrid: Renacimiento, 1923), con otra porción sustancial del corpus becqueriano. Gamallo Fierros editó además en cuatro volúmenes sus Páginas abandonadas. Jesús Rubio ha editado dos álbumes de Julia Espín con textos y dibujos de Gustavo dedicados a su musa, a la que no olvidaría nunca.


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Bécquer solía repetir la frase de Lamartine de que "la mejor poesía escrita es aquella que no se escribe". Es así en sus setenta y seis cortas Rimas breves como arpegios, ya que concentró en ellas la poesía que hubiera querido verter en numerosos poemas más extensos que no escribió. El influjo de Bécquer en toda la poesía posterior escrita en castellano es poco menos que abrumador, esbozando estéticas como el Simbolismo y el Modernismo en muchos aspectos. Sin Bécquer es difícil entender completamente a Rubén Darío, Salvador Rueda, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti, Gerardo Diego, etc. Frente al Romanticismo altisonante y byroniano de un José de Espronceda, Bécquer representa el tono íntimo, al oído, de la lírica profunda. Su "Himno gigante y extraño" rompe con la tradición de la poesía civil y heroica de Manuel José Quintana y los colores vistosos y la historia nacional de Ángel de Saavedra, Duque de Rivas, o José Zorrilla, para meditar profundamente sobre la creación poética, el amor y la muerte, los tres temas centrales de las Rimas. Manuel Altolaguirre afirmó que la poesía de Bécquer es la más humana del Romanticismo español. Esta rara originalidad le valió el desprecio de Núñez de Arce, quien, acaso por su ideología liberal contraria al tradicionalismo becqueriano, calificó sus Rimas de "Suspirillos germánicos". Pero Bécquer meditó profundamente sobre la poesía e intentó reflejar el concepto inasible que tenía de la misma en las Cartas literarias a una mujer, en forma de un largo comentario a la Rima XXI, concluida en el verso "poesia eres tú".

Los modelos poéticos de Bécquer fueron varios; en primer lugar, Heine; W. S. Hendrix señaló además a Byron y Dámaso Alonso a Alfred de Musset. Hay huellas de estos autores en su poesía.

Fuera de su importante lírica, Gustavo Adolfo Bécquer fue también un gran narrador y periodista. Escribió veinticinco narraciones del género leyenda, muchas de ellas pertenecientes al género del relato gótico o de terror, otras, auténticos esbozos de poesía en prosa, y otras narraciones de aventuras. María Rosa Alonso encontró en ellas siete temas principales: el oriental, la muerte y la vida de ultratumba; el embrujamiento y la hechicería; el tema religioso; inspiradas en el Romancero y las de tendencia animista.

Bécquer demuestra ser un prosista a la altura de los mejores de su siglo, pero es de superior inspiración e imaginación y un maestro absoluto en el terreno de la prosa lírica. En sus descripciones se echa de ver el profundo amor del poeta por la naturaleza y el paisaje castellano. Escribió además las Cartas desde mi celda en el Monasterio de Veruela, a las faldas del Moncayo adonde fue a reponerse de su tuberculosis o tisis, enfermedad entonces mortal; sus cartas desbordan vitalidad y encanto. No se ha estudiado todavía su obra periodística.

Bécquer es, a la vez, el poeta que inaugura -junto a Rosalía de Castro- la lírica moderna española y el que acierta a conectarnos de nuevo con la poesía tradicional. Las Rimas se encuadran dentro de dos corrientes heredadas del Romanticismo: la revalorización de la poesía popular (que la lírica culta había abandonado en el siglo XVIII) y la llamada “estética del sentimiento”. El ideal poético de Bécquer es el desarrollar una lírica intimista, expresada con sinceridad, sencillez de forma y facilidad de estilo. Bécquer y sus Rimas son el umbral de la lírica española del siglo XX. Miguel de Unamuno, los hermanos Antonio y Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso y otros lo han considerado como figura fundacional, descubridora de nuevos mundos para la sensibilidad y la forma expresiva.

Desde niño estuvo rodeado de lienzos y dibujos de su padre lo que hizo que también se interesara por la pintura. Dijo que la pintura es un medio de expresión hacia lo inefable, superando a la escritura.

Entre sus amistades siempre se le apreció su madera de dibujante y colaboró varias veces con su hermano Valeriano. Destaca su gran técnica y refleja su mundo interior. La vida y la muerte estan entrelazados en la mayoría de sus dibujos de sus serie Les morts pour rire. Bizarreries. Las escenas dibujadas provocan la risa, el reírse de la muerte.

También realizó dibujos en donde representa sus mundos imaginarios reflejados en sus Rimas y Leyendas.

Julia Espín también abarca gran parte de la obra pictórica de Bécquer, reflejándola en distintas situaciones.

Leyendas [editar]



  • El caudillo de las manos rojas, 1858.

  • La vuelta del combate, 1858. (Continuación de: "El caudillo de las manos rojas")

  • La cruz del diablo, 1860.

  • La ajorca de oro, 1861.

  • El monte de las ánimas, 1861.

  • Los ojos verdes, 1861.

  • Maese Pérez, el organista, 1861.

  • Creed en Dios, 1862.

  • El rayo de luna, 1862.

  • El Miserere, 1862.

  • Tres fechas, 1862.

  • El Cristo de la calavera, 1862.

  • El gnomo, 1863.

  • La cueva de la mora, 1863.

  • La promesa, 1863.

  • La corza blanca, 1863.

  • El beso, 1863.

  • La Rosa de Pasión, 1864.


Extraido de Wikipedia

Hermanos Grimm

Los hermanos Grimm es el término utilizado para referirse a los escritores Jakob Grimm y a Wilhelm Grimm. Fueron dos hermanos alemanes célebres por sus cuentos para niños y también por su “Diccionario alemán”, por sus “Leyendas alemanas”, la “Gramática alemana” y la “Mitología alemana”, lo que les ha valido ser reconocidos como fundadores de la filología alemana

Jakob Grimm (1785 - 1863) y su hermano, un año más joven que él, Wilhelm (1786 - 1859) nacieron en Hanau, Hesse (Alemania). A los 20 años de edad, Jakob trabajaba como bibliotecario y Wilhelm como secretario de la biblioteca. Antes de llegar a los 30 años, habían logrado sobresalir gracias a sus publicaciones.

Fueron profesores universitarios en Kassel (1829 y 1839 respectivamente). Siendo profesores de la Universidad de Gotinga, los despidieron en 1837 por protestar contra el rey Ernesto Augusto I de Hannover. El año siguiente fueron invitados por Federico Guillermo IV de Prusia a Berlín donde ejercieron como profesores en la Universidad Humboldt

Tras las Revoluciones de 1848 Jakob fue miembro del Parlamento de Fráncfort.

La labor de los hermanos Grimm no se limitó a recopilar historias, sino que se extendio también a la docencia y la investigación del lenguaje. Sus estudios de la lengua alemana son pieza importante del posterior desarrollo del estudio lingüístico, aunque sus teorías sobre el origen divino del lenguaje no son ampliamente respaldadas en la actualidad[2] .

Además de sus cuentos de hadas, los Grimm también son conocidos por su obra Deutsches Wörterbuch, un diccionario en 33 tomos con etimologías y ejemplos de uso del léxico alemán, que no fue concluido hasta 1960.

También publicaron una selección comentada de romances españoles titulada “Silva de romances viejos”.


Cuentos de hadas 



Estatua de los Hermanos Grimm en Hanau.






Los textos se fueron adornando y, a veces, censurando de edición en edición debido a su extrema dureza. Los Grimm se defendían de las críticas argumentando que sus cuentos no estaban dirigidos a los niños. Pero, para satisfacer las exigencias del público burgués tuvieron que cambiar varios detalles de los originales. Por ejemplo, la madre de Hansel y Gretel pasó a ser una madrastra, porque el hecho de abandonar a los niños en el bosque (cuyo significado simbólico no se reconoció) no coincidía con la imagen tradicional de la madre de la época. También hubo que cambiar o, mejor dicho, omitir alusiones sexuales explícitas.

Los autores recogieron algunos cuentos franceses, pero para escribir un libro de cuentos verdaderamente alemán, aquellos cuentos que llegaron de Francia a los países de habla alemana, como El gato con botas o Barba Azul, tuvieron que eliminarse de las ediciones posteriores.

En 1812, los hermanos Grimm editaron el primer tomo de "Cuentos para la infancia y el hogar", en el cual publicaban su recopilación de cuentos, al que siguió en 1814 su segundo tomo. Una tercera edición apareció en 1837 y la última edición supervisada por ellos, en 1857. Las primeras colecciones se vendieron modestamente en Alemania, al principio apenas unos cientos de ejemplares al año. Las primeras ediciones no estaban dirigidas a un público infantil, en un principio los hermanos Grimm rehusaron utilizar ilustraciones en sus libros y preferían las notas eruditas a pie de página, que ocupaban casi tanto espacio como los cuentos mismos, en sus inicios nunca se consideraron escritores para niños sino folcloristas patrióticos. Alemania en la época de los hermanos Grimm había sido invadida por los ejércitos de Napoleón, y el nuevo gobierno pretendía suprimir la cultura local del viejo régimen de feudos y principados de la Alemania de los principios del siglo XIX.

Seria hasta 1825 cuando alcanzarían mayores ventas, al conseguir la publicación de la Kleine Ausgabe (Pequeña Edición) de 50 relatos con ilustraciones fantásticas de su hermano Ludwing, esta era una edición condensada destinada para lectores infantiles. Entre 1825 y 1858 se publicarían diez ediciones de esta Pequeña Edición.

A mediados del siglo XIX, en algunos sectores de América del Norte la colección de cuentos era condenada por maestros, padres de familia y figuras religiosas debido a su crudo e incivilizado contenido, ya que representaba la cultura medieval con todos sus rígidos prejuicios, su crudeza y atrocidades. Los adultos ofendidos se oponían a los castigos impuestos a los villanos. Un ejemplo se puede ver en la versión original de Blancanieves, a la malvada madrastra se le obliga a bailar con unas zapatillas de hierro ardiente al rojo vivo hasta caer muerta. Los primeros libros ilustrados fueron hechos por los editores ingleses. Una vez que los hermanos Grimm descubrieron a su nuevo público infantil se dedicaron a refinar y suavizar sus cuentos.

Los 210 cuentos de la colección de los Grimm forman una antología de cuentos de hadas, fabulas, farsas rústicas y alegorías religiosas. Hasta ahora la colección ha sido traducida a más de 160 idiomas. Los cuentos y los personajes hoy en día son usados en el teatro, la ópera, las historietas, el cine, la pintura, la publicidad y la moda. Los ejemplares manuscritos de "Cuentos para la infancia y el hogar” propiedad de la biblioteca de la Universidad de Kassel fueron incluidos en el Programa Memoria del Mundo de la UNESCO en 2005[3] .

La actual edición (1996 y 2004) de las versiones originales de los hermanos Grimm fue publicada por Hans-Jörg Uther.




Los cuentos de los hermanos Grimm han sido muy populares desde sus orígenes. En el siglo XX su fama creció gracias a la generalización de la lectura infantil. El cine de animación ha aprovechado este hecho para llevar a la pantalla algunas películas animadas que parten de cuentos de los Grimm; así, Walt Disney produjo en 1937 la película Blancanieves y los siete enanitos, y en 1950 La Cenicienta, si bien esta película se basa también en la versión del cuento que escribió el francés Charles Perrault (1628-1705) Durante el año 2005 se estreno " The Brothers Grim", la pelicula realizada por el director britanico Terry Gilliam.

Charles Perrault

Charles Perrault (París, 12 de enero de 1628 - id., 16 de mayo de 1703). Escritor francés. Era hermano de Claude.

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Nació en el seno de una acomodada familia burguesa y protegido de Colbert. Asistió a las mejores escuelas y estudió derecho antes de iniciar una carrera en el servicio gubernamental. Tomó parte en la creación de la Academia de las Ciencias y en la restauración de la Academia de Pintura. Fue secretario de la Academia Francesa desde 1663.



En 1687 escribió el poema El siglo de Luis el Grande y, en 1688, Comparación entre antiguos y modernos, un alegato en favor de los escritores "modernos" y en contra de los tradicionalistas (A raíz de la "Disputa entre antiguos y modernos", en la Academia Francesa).

A los 69 años escribió el libro Cuentos de mamá ganso. Su publicación empezó a darle fama entre sus conocidos y significó el inicio de un nuevo estilo de literatura: los cuentos de hadas. Para sus relatos, Perrault recurrió a paisajes que le eran conocidos como el Castillo de Ussé para el cuento de La Bella Durmiente.

Entre los Cuentos de mi madre la Oca (Contes de ma mère l'Oye) :
Barba Azul (Barbe Bleue) La Bella durmiente (La Belle au bois dormant) Cenicienta (Cendrillon) El Gato con Botas (Le Chat Botté) >Piel de Asno (Peau d'Ane) Caperucita Roja (Le Petit Chaperon Rouge) Pulgarcito (Le Petit Poucet) Riquet el del copete (Riquet à la Houpe)

Todos extraidos de los cuentos orales escuchados durante su infacia por su madre

Baba Yaga

Baba Yaga (Баба Яга) es un personaje recurrente en el folclore ruso y la mitología rusa.




Baba Yaga volando sobre su almirez, con una escoba en la izquierda. Ilustración de Iván Bilibin






Baba Yaga es vieja, huesuda y arrugada, con la nariz azul y los dientes de acero y posee una pierna normal y una de hueso por lo que a menudo se le da el apelativo de "Baba Yaga Pata Huesuda". Estas dos piernas representan al mundo de los vivos y el mundo de los muertos en los cuales ella deambula. Baba Yaga es un ser perverso y cruel, pero no totalmente malvado; come personas, generalmente niños. Sus dientes le permiten romper huesos y desgarrar la carne con facilidad. A pesar de que Baba Yaga consume diariamente grandes cantidades de carne, ella siempre tiene ese aspecto delgado y huesudo. Baba Yaga vuela montada en un almirez (a veces una olla) y rema el aire con una escoba plateada. Baba Yaga no permite que ninguna persona "bendecida" permanezca dentro de su propiedad, siempre y cuando Baba Yaga sepa que la persona tiene una bendición.

Vive en una choza que se levanta sobre dos enormes patas de pollo que le sirven para desplazarse por toda Rusia. La valla de su choza esta adornada con cráneos, en cuyo interior coloca velas. Para entrar en la casa, Baba Yaga dice el conjuro "Casita Casita, da la espalda al bosque y voltea hacia mí". El interior de la choza siempre está llena de carne y de vino. También es resguardada por los sirvientes invisibles de Baba Yaga, los cuales aparecen como manos espectrales. Baba Yaga también tiene a su servicio a los caballeros blanco, rojo y negro, los cuales controlan el día, el atardecer y la noche.

Baba Yaga ha aparecido en diferentes historias del folclore ruso, y algunas de ellas muestran diferentes facetas de ella. En algunas, ayuda a la gente que le sirve. En otras se dice que guarda las "Aguas de la Vida y de la Muerte", pues es "la Dama Blanca de la Muerte y del Renacimiento". En otras dice que tiene dos hermanas llamadas como ella y con su mismo aspecto. También se cuenta que envejece un año cada vez que le hacen una pregunta y que para rejuvenecer bebe un té hecho de las extrañas rosas azules, por lo cual recompensa enormemente a las personas que le traen alguna de estas rosas.

La figura de Baba Yaga probablemente deriva de "la Bruja", la tercer miembro de la Diosa Tripartita (Virgen, Madre y Bruja), símbolo de las tres edades de la mujer.

 

Otra version:

Baba Yaga era la antigua diosa eslava de la tierra, antes de que los dioses rusos ascendieran al poder; sin embargo , Baba Yaga, distaba mucho de ser una diosa benévola, y usaba su poder para afligir a los mortales con penurias y hambre. Poco a poco fue degenerando hasta convertirse en la diosa del inframundo, que instaló su base en una cueva desde donde mantenía contacto con dicho mundo y poco a poco las cercanías se inundaron de un hedor insoportable. Se le considera abuela de Chert, el diablo ruso, y Koshchei, el dios de la desgracia. Poco a poco Baba Yaga se fue apartando del mundo y de los demás dioses, únicamente mantenía contacto con un grupo de mujeres, conocidas como hijas de "Baba Yaga"

 

Extraido de Wikipedia 

La suerte del Escarabajo - Popular ruso

Era un campesino pobre y muy astuto apodado Escarabajo, que quería adquirir fama de adivino.

Un día robó una sábana a una mujer, la escondió en un montón de paja y se empezó a alabar diciendo que estaba en su poder el adivinarlo todo. La mujer lo oyó y vino a él pidiéndole que adivinase dónde estaba su sábana. El campesino le preguntó:

-¿Y qué me darás por mi trabajo?

-Un pud de harina y una libra de manteca.

-Está bien.

Se puso a hacer como que meditaba, y luego le indicó el sitio donde estaba escondida la sábana.

Dos o tres días después desapareció un caballo que pertenecía a uno de los más ricos propietarios del pueblo. Era Escarabajo quien lo había robado y conducido al bosque, donde lo había atado a un árbol.

El señor mandó llamar al adivino, y éste, imitando los gestos y procedimientos de un verdadero mago, le dijo:

-Envía tus criados al bosque; allí está tu caballo atado a un árbol.

Fueron al bosque, encontraron el caballo, y el contento propietario dio al campesino cien rublos. Desde entonces creció su fama, extendiéndose por todo el país.

Por desgracia, ocurrió que al zar se le perdió su anillo nupcial, y por más que lo buscaron por todas partes no lo pudieron encontrar.

Entonces el zar mandó llamar al adivino, dando orden de que lo trajesen a su palacio lo más pronto posible. Los mensajeros, llegados al pueblo, cogieron al campesino, lo sentaron en un coche y lo llevaron a la capital. Escarabajo, con gran miedo, pensaba así:

«Ha llegado la hora de mi perdición. ¿Cómo podré adivinar dónde está el anillo? Se encolerizará el zar y me expulsarán del país o mandará que me maten.»

Lo llevaron ante el zar, y éste le dijo:

-¡Hola, amigo! Si adivinas dónde se halla mi anillo te recompensaré bien; pero si no haré que te corten la cabeza.

Y ordenó que lo encerrasen en una habitación separada, diciendo a sus servidores:

-Que le dejen solo para que medite toda la noche y me dé la contestación mañana temprano.

Lo llevaron a una habitación y lo dejaron allí solo.

El campesino se sentó en una silla y pensó para sus adentros: «¿Qué contestación daré al zar? Será mejor que espere la llegada de la noche y me escape; apenas los gallos canten tres veces huiré de aquí.»

El anillo del zar había sido robado por tres servidores de palacio; el uno era lacayo, el otro cocinero y el tercero cochero. Hablaron los tres entre sí, diciendo:

-¿Qué haremos? Si este adivino sabe que somos nosotros los que hemos robado el anillo, nos condenarán a muerte. Lo mejor será ir a escuchar a la puerta de su habitación; si no dice nada, tampoco lo diremos nosotros; pero si nos reconoce por ladrones, no hay más remedio que rogarle que no nos denuncie al zar.

Así lo acordaron, y el lacayo se fue a escuchar a la puerta. De pronto se oyó por primera vez el canto del gallo, y el campesino exclamó:

-¡Gracias a Dios! Ya está uno; hay que esperar a los otros dos.

Al lacayo se le paralizó el corazón de miedo. Acudió a sus compañeros, diciéndoles:

-¡Oh amigos, me ha reconocido! Apenas me acerqué a la puerta, exclamó: «Ya está uno; hay que esperar a los otros dos.»

-Espera, ahora iré yo -dijo el cochero; y se fue a escuchar a la puerta.

En aquel momento los gallos cantaron por segunda vez, y el campesino dijo:

-¡Gracias a Dios! Ya están dos; hay que esperar sólo al tercero.

El cochero llegó junto a sus compañeros y les dijo:

-¡Oh amigos, también me ha reconocido!

Entonces el cocinero les propuso:

-Si me reconoce también, iremos todos, nos echaremos a sus pies y le rogaremos que no nos denuncie y no cause nuestra perdición.

Los tres se dirigieron hacia la habitación, y el cocinero se acercó a la puerta para escuchar. De pronto cantaron los gallos por tercera vez, y el campesino, persignándose, exclamó:

-¡Gracias a Dios! ¡Ya están los tres!

Y se lanzó hacia la puerta con la intención de huir del palacio; pero los ladrones salieron a su encuentro y se echaron a sus plantas, suplicándole:

-Nuestras vidas están en tus manos. No nos pierdas; no nos denuncies al zar. Aquí tienes el anillo.

-Bueno; por esta vez los perdono -contestó el adivino.

Tomó el anillo, levantó una plancha del suelo y lo escondió debajo.

Por la mañana el zar, despertándose, hizo venir al adivino y le preguntó:

-¿Has pensado bastante?

-Sí, y ya sé dónde se halla el anillo. Se te ha caído, y rodando se ha metido debajo de esta plancha.

Quitaron la plancha y sacaron de allí el anillo. El zar recompensó generosamente a nuestro adivino, ordenó que le diesen de comer y beber y se fue a dar una vuelta por el jardín.

Cuando el zar paseaba por una vereda, vio un escarabajo, lo cogió y volvió a palacio.

-Oye -dijo a Escarabajo-: si eres adivino, tienes que adivinar qué es lo que tengo encerrado en mi puño.

El campesino se asustó y murmuró entre dientes:

-Escarabajo, ahora sí que estás cogido por la mano poderosa del zar.

-¡Es verdad! ¡Has acertado! -exclamó el zar.

Y dándole aún más dinero lo dejó irse a su casa colmado de honores.

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Barba Azul -- Perrault

Érase una vez un hombre que tenía hermosas casas en la ciudad y en el campo, vajilla de oro y plata, muebles forrados en finísimo brocado y carrozas todas doradas. Pero desgraciadamente, este hombre tenía la barba azul; esto le daba un aspecto tan feo y terrible que todas las mujeres y las jóvenes le arrancaban.


Una vecina suya, dama distinguida, tenía dos hijas hermosísimas. Él le pidió la mano de una de ellas, dejando a su elección cuál querría darle. Ninguna de las dos quería y se lo pasaban una a la otra, pues no podían resignarse a tener un marido con la barba azul. Pero lo que más les disgustaba era que ya se había casado varias veces y nadie sabia qué había pasado con esas mujeres.


Barba Azul, para conocerlas, las llevó con su madre y tres o cuatro de sus mejores amigas, y algunos jóvenes de la comarca, a una de sus casas de campo, donde permanecieron ocho días completos. El tiempo se les iba en paseos, cacerías, pesca, bailes, festines, meriendas y cenas; nadie dormía y se pasaban la noche entre bromas y diversiones. En fin, todo marchó tan bien que la menor de las jóvenes empezó a encontrar que el dueño de casa ya no tenía la barba tan azul y que era un hombre muy correcto.


Tan pronto hubieron llegado a la ciudad, quedó arreglada la boda. Al cabo de un mes, Barba Azul le dijo a su mujer que tenía que viajar a provincia por seis semanas a lo menos debido a un negocio importante; le pidió que se divirtiera en su ausencia, que hiciera venir a sus buenas amigas, que las llevara al campo si lo deseaban, que se diera gusto.


—He aquí, le dijo, las llaves de los dos guardamuebles, éstas son las de la vajilla de oro y plata que no se ocupa todos los días, aquí están las de los estuches donde guardo mis pedrerías, y ésta es la llave maestra de todos los aposentos. En cuanto a esta llavecita, es la del gabinete al fondo de la galería de mi departamento: abrid todo, id a todos lados, pero os prohibo entrar a este pequeño gabinete, y os lo prohibo de tal manera que si llegáis a abrirlo, todo lo podéis esperar de mi cólera.


Ella prometió cumplir exactamente con lo que se le acababa de ordenar; y él, luego de abrazarla, sube a su carruaje y emprende su viaje.


Las vecinas y las buenas amigas no se hicieron de rogar para ir donde la recién casada, tan impacientes estaban por ver todas las riquezas de su casa, no habiéndose atrevido a venir mientras el marido estaba presente a causa de su barba azul que les daba miedo.


De inmediato se ponen a recorrer las habitaciones, los gabinetes, los armarios de trajes, a cual de todos los vestidos más hermosos y más ricos. Subieron en seguida a los guardamuebles, donde no se cansaban de admirar la cantidad y magnificencia de las tapicerías, de las camas, de los sofás, de los bargueños, de los veladores, de las mesas y de los espejos donde uno se miraba de la cabeza a los pies, y cuyos marcos, unos de cristal, los otros de plata o de plata recamada en oro, eran los más hermosos y magníficos que jamas se vieran. No cesaban de alabar y envidiar la felicidad de su amiga quien, sin embargo, no se divertía nada al ver tantas riquezas debido a la impaciencia que sentía por ir a abrir el gabinete del departamento de su marido.


Tan apremiante fue su curiosidad que, sin considerar que dejarlas solas era una falta de cortesía, bajó por una angosta escalera secreta y tan precipitadamente, que estuvo a punto de romperse los huesos dos o tres veces. Al llegar á la puerta del gabinete, se detuvo durante un rato, pensando en la prohibición que le había hecho su marido, y temiendo que esta desobediencia pudiera acarrearle alguna desgracia. Pero la tentación era tan grande que no pudo superarla: tomó, pues, la llavecita y temblando abrió la puerta del gabinete.


Al principio no vio nada porque las ventanas estaban cerradas; al cabo de un momento, empezó a ver que el piso se hallaba todo cubierto de sangre coagulada, y que en esta sangre se reflejaban los cuerpos de varias mujeres muertas y atadas a las murallas (eran todas las mujeres que habían sido las esposas de Barba Azul y que él había degollado una tras otra).


Creyó que se iba a morir de miedo, y la llave del gabinete que había sacado de la cerradura se le cayó de la mano. Después de reponerse un poco, recogió la llave, volvió a salir y cerró la puerta; subió a su habitación para recuperar un poco la calma; pero no lo lograba, tan conmovida estaba.


Habiendo observado que la llave del gabinete estaba manchada de sangre, la limpió dos o tres veces, pero la sangre no se iba; por mucho que la lavara y aún la resfregara con arenilla, la sangre siempre estaba allí, porque la llave era mágica, y no había forma de limpiarla del todo: si se le sacaba la mancha de un lado, aparecía en el otro.


Barba Azul regresó de su viaje esa misma tarde diciendo que en el camino había recibido cartas informándole que el asunto motivo del viaje acababa de finiquitarse a su favor. Su esposa hizo todo lo que pudo para demostrarle que estaba encantada con su pronto regreso.


Al día siguiente, él le pidió que le devolviera las llaves y ella se las dio, pero con una mano tan temblorosa que él adivinó sin esfuerzo todo lo que había pasado.


—¿Y por qué, le dijo, la llave del gabinete no está con las demás?


—Tengo que haberla dejado, contestó ella allá arriba sobre mi mesa.


—No dejéis de dármela muy pronto, dijo Barba Azul.


Después de aplazar la entrega varias veces, no hubo más remedio que traer la llave.


Habiéndola examinado, Barba Azul dijo a su mujer:


—¿Por qué hay sangre en esta llave?


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—No lo sé, respondió la pobre mujer, pálida corno una muerta.


—No lo sabéis, repuso Barba Azul, pero yo sé muy bien. ¡Habéis tratado de entrar al gabinete! Pues bien, señora, entraréis y ocuparéis vuestro lugar junto a las damas que allí habéis visto.


Ella se echó a los pies de su marido, llorando y pidiéndole perdón, con todas las demostraciones de un verdadero arrepentimiento por no haber sido obediente. Habría enternecido a una roca, hermosa y afligida como estaba; pero Barba Azul tenía el corazón más duro que una roca.


—Hay que morir, señora, le dijo, y de inmediato.


—Puesto que voy a morir, respondió ella mirándolo con los ojos bañados de lágrimas, dadme un poco de tiempo para rezarle a Dios.


—Os doy medio cuarto de hora, replicó Barba Azul, y ni un momento más.


Cuando estuvo sola llamó a su hermana y le dijo:


—Ana, (pues así se llamaba), hermana mía, te lo ruego, sube a lo alto de la torre, para ver si vienen mis hermanos, prometieron venir hoy a verme, y si los ves, hazles señas para que se den prisa.


La hermana Ana subió a lo alto de la torre, y la pobre afligida le gritaba de tanto en tanto;


—Ana, hermana mía, ¿no ves venir a nadie?


Y la hermana respondía:


—No veo más que el sol que resplandece y la hierba que reverdece.


Mientras tanto Barba Azul, con un enorme cuchillo en la mano, le gritaba con toda sus fuerzas a su mujer:


—Baja pronto o subiré hasta allá.


—Esperad un momento más, por favor, respondía su mujer; y a continuación exclamaba en voz baja: Ana, hermana mía, ¿no ves venir a nadie?


Y la hermana Ana respondía:


—No veo más que el sol que resplandece y la hierba que reverdece.


—Baja ya, gritaba Barba Azul, o yo subiré.


—Voy en seguida, le respondía su mujer; y luego suplicaba: Ana, hermana mía, ¿no ves venir a nadie?


—Veo, respondió la hermana Ana, una gran polvareda que viene de este lado.


—¿Son mis hermanos?


—¡Ay, hermana, no! es un rebaño de ovejas.


—¿No piensas bajar? gritaba Barba Azul.


—En un momento más, respondía su mujer; y en seguida clamaba: Ana, hermana mía, ¿no ves venir a nadie?


Veo, respondió ella, a dos jinetes que vienen hacia acá, pero están muy lejos todavía... ¡Alabado sea Dios! exclamó un instante después, son mis hermanos; les estoy haciendo señas tanto como puedo para que se den prisa.


Barba Azul se puso a gritar tan fuerte que toda la casa temblaba. La pobre mujer bajó y se arrojó a sus pies, deshecha en lágrimas y enloquecida.


—Es inútil, dijo Barba Azul, hay que morir.


Luego, agarrándola del pelo con una mano, y levantando la otra con el cuchillo se dispuso a cortarle la cabeza. La infeliz mujer, volviéndose hacia él y mirándolo con ojos desfallecidos, le rogó que le concediera un momento para recogerse.


—No, no, dijo él, encomiéndate a Dios; y alzando su brazo...


En ese mismo instante golpearon tan fuerte a la puerta que Barba Azul se detuvo bruscamente; al abrirse la puerta entraron dos jinetes que, espada en mano, corrieron derecho hacia Barba Azul.


Este reconoció a los hermanos de su mujer, uno dragón y el otro mosquetero, de modo que huyó para guarecerse; pero los dos hermanos lo persiguieron tan de cerca, que lo atraparon antes que pudiera alcanzar a salir. Le atravesaron el cuerpo con sus espadas y lo dejaron muerto. La pobre mujer estaba casi tan muerta como su marido, y no tenía fuerzas para levantarse y abrazar a sus hermanos.


Ocurrió que Barba Azul no tenía herederos, de modo que su esposa pasó a ser dueña de todos sus bienes. Empleó una parte en casar a su hermana Ana con un joven gentilhombre que la amaba desde hacía mucho tiempo; otra parte en comprar cargos de Capitán a sus dos hermanos; y el resto a casarse ella misma con un hombre muy correcto que la hizo olvidar los malos ratos pasados con Barba Azul.


 


 


MORALEJA


 


La curiosidad, teniendo sus encantos,


a menudo se paga con penas y con llantos;


a diario mil ejemplos se ven aparecer.


Es, con perdón del sexo, placer harto menguado;


no bien se experimenta cuando deja de ser;


y el precio que se paga es siempre exagerado.


 


 


 


OTRA MORALEJA


 


Por poco que tengamos buen sentido


y del mundo conozcamos el tinglado,


a las claras habremos advertido


que esta historia es de un tiempo muy pasado;


ya no existe un esposo tan terrible,


ni capaz de pedir un imposible,


aunque sea celoso, antojadizo.


Junto a su esposa se le ve sumiso


y cualquiera que sea de su barba el color,


cuesta saber, de entre ambos, cuál es amo y señor.

SALIR CON UN DOMINGO SIETE

Había una vez dos compadres , uno rico y otro pobre que tenian una pequeña joroba. El rico era muy mezquino, de los que no dan ni sal para un huevo. El pobre, iba todos los viernes al monte a cortar leña que vendía en la ciudad cuando estaba seca.


Uno de tantos viernes se extravió en la montaña, y le cogió la noche sin poder dar con la salida. Cansado de andar de aquí y de allá, resolvió subirse a un árbol para pasar allí la noche. Ató al tronco el burro que le ayudaba en su trabajo y él se encaramó casi hasta el arbol. Al rato de estar allí, vió de pronto que a lo lejos se encendía una luz. Bajó y se encaminó hacia ella. Cuando la perdía de vista, subía a un árbol y se orientaba. Al irse acercando, vió que se trataba de una gran casa iluminada, situada en un claro del bosque. Parecía como si en ella se celebrara una gran fiesta. Se oía música, cánticos y carcajadas.

El hombre aseguró su bestia y se fue acercando poquito a poco.

La parranda era muy adentro, porque las salas que estaban a la entrada se encontraban vacías. En puntillas se fue metiendo, se fue metiendo hasta que dió con lo que era. Se escondió detrás de una puerta y se puso a curiosear por una rendija: la sala estaba llena de brujas mechudas y feas que bailaban pegando brincos como los micos y que cantaban a gritos esta única canción:
     Lunes y martes y miércoles
tres.

Pasaron las horas y las brujas no se cansaban se sus bailes y siempre en su erre que erre :
     Lunes y martes y miércoles
tres.

Aburrido el compadre pobre de oir la misma cosa, agregó cantando con su vocecilla de guasa:
     Jueves y viernes y sábado
seis.

Gritos y brincos cesaron ...

--¿Quién ha cantado?-- preguntaron unas.

--¿Quién ha arreglado tan bien nuestra canción?-- decían otras.

--¡Qué cosa más linda! ¡Quien ha cantado así merece un premio!

Todas se pusieron a buscar y por fin dieron con el compadre pobre, que estaba en un temblor detrás de la puerta.

¡Ave María! No hallaban donde ponerlo: unas lo levantaban, otras lo bajaban y besos por aquí y abrazos por allá.

Una gritó: --Le vamos a cortar la joroba ahi tiene que estra la guasa.

Y todas respondieron: --¡Sí, Sí!

El pobre hombre dijo: --¡Eso sí que no!

Pero antes de acabar, ya estaba la inventora rebanándole la joroba con un cuchillo, sin que él sintiera el menor dolor y sin que derramara una gota de sangre. Luego sacaron del cuarto de sus tesoros sacos llenos de oro y se los ofrecieron en pago de haberles terminado su canto.

El trajo su burro, cargó los talegos y partió por donde las brujas le indicaron. Al alejarse las oía desgañitarse:
     Lunes y martes y miércoles
tres.
Jueves y viernes y sábado
seis.

Sin dificultad llegó a su casita, en donde su mujer y sus hijos le esperaban acongojados porque temían que le hubiera pasado algo.

Les contó su aventura y mandó a su esposa que fuera adonde el compadre rico y le pidiese un cuartillo para medir el oro que traía.

Ella fue y dijo a la mujer del compadre rico, que estaba sola en casa: --Comadrita, ¿quiere prestarme el cuartillo? Es que vamos a medir unos garbanzos que cogió mi marido.

Pero la mujer del compadre rico se puso a pensar: --Cállate, ¿acaso tu marido ha sembrado nada? ¿Quién mejor que nosotros sabe que no tienen más terreno que ese en que están clavadas las cuatro estacas del huerto?

Y untó de cola el fondo del cuartillo para averiguar qué iban a medir sus compadres pobres.

Estos midieron tantos cuartillos de oro que hasta perdieron la cuenta.

Al devolver la medida, no se fijaron que en el fondo habían quedado pegadas unas cuantas monedas. La comadre rica que era muy angurrienta, y que no podía ver bocado en boca ajena, al ver aquello se santiguó y se fue a buscar a su marido.

--Mirá, ¿dices que tu compadre es un arrnacado, que tiene casi que andar con una mano atrás y otra adelante para taparse, que no tiene ni donde caerse muerto? Pues estás muy equivocado ...

--Y la mujer mostró el cuartillo, contó lo ocurrido y lo estuvo cucando hasta que hizo al compadre rico irse a buscar al pobre.

--Ajá, compadrito --le dijo. --¡Qué pillo es usté! ¿Conque tenemos que medir el oro en cuartillo?

El otro, que era un hombre que no mentía, contó su aventura sencillamente.

¡El rico volvió a su casa con una envidia!

La mujer le aconsejó que fuera al monte a cortar leña. --Quién quita-- le dijo-- que te pase lo mismo.

El viernes muy de mañana se puso en camino con cinco mulas y todo el día no hizo más que volar hacha.

Al anochecer se metió en lo más espeso de la montaña y se perdió.

Se subió a un árbol, vió la luz y se fue hacia ella. Llegó a la casa en donde las brujas celebraban cada viernes sus fiestas. Hizo lo mismo que su compadre pobre y se metió detrás de la puerta. Estaban las brujas en lo mejor de su canto:
     Lunes y martes y miercoles
tres
Jueves y viernes y sábado
seis

Cuando la vocecilla del hombre cantó, toda hecha un temblor:
     Domingo siete ...

¡Ave María! ¡Para qué lo quiso hacer!

Las brujas se pusieron furiosísimas a jalarse las mechas y a gritar de cólera:

--¿Quién es el atrevido que nos ha echado a perder nuestra canción?

--¿Quién es quien ha salido con ese "Domingo siete"?

Y buscaban enseñando los dientes, como los perros cuando van a morder.

Encontraron al pobre hombre y lo sacaron a trompicones y jalonazos.

--Vas a ver la que te va a pasar, guason -- dijo una que salió corriendo hacia el interior. Luego volvió con una gran pelota entre las manos, que no era otra cosa que la joroba del compadre pobre, y ¡pan! lo plantó en la nuca del infeliz, en donde se pegó como si allí hubiera nacido. Le desamarraron las mulas, las libraron de sus cargas de leña y las echaron monte adentro.

Al amanecer fue llegando mi compadre rico a su casa con dos jorobas, todo dolorido y sin sus cinco mulas y por supuesto, a la mujer  se le regaron las bilis y tuvo que coger cama.

La suegra del diablo

Había una vez una viuda de buen pasar, que tenía una hija hermosa y la quería casa con un hombre rico. Se presentaron algunos pretendientes, todos honrados, trabajadores y acomodados, pero la viuda los despedía con su música a otra parte porque no eran riquísimos.Una tarde se asomó la muchacha a la ventana, bien compuesta y de pelo suelto cuando pasó un señor a caballo. Era un hombre muy galán, muy bien vestido, con un sombrero de pita finísimo, moreno, de ojos negros y unos grandes bigotes con las puntas para arriba. El caballo era un hermoso animal con los cascos de plata y los arneses de oro y plata. Saludó con una gran reverencia a la niña que advirtió que el caballero tenía todos los dientes de oro. El caballo al pasar se volvió en una pirueta. Desde la esquina, el jinete volvió a saludar a la muchacha, que se metió corriendo a contar a su madre la ocurrido.A la tarde siguiente, madre e hija bien alicoreadas, se situaron en la ventana y volvió a pasar el caballero en otro caballo negro, más negro que un pecado mortal, con los cascos de oro, frenos de oro, riendas de seda y oro y la montura sembrada de clavitos de oro. La viuda advirtió que en la pechera, en la cadena del reloj y en el dedito chiquito de la mano izquierda, le chispeaban brillantes. Se convenció de que era cierto que tenía toda la dentadura de oro. Las dos mujeres se volvieron una miel para contestar el saludo del caballero.

Al día siguiente, desde buena tarde, estaban a la ventana, vestidas con las ropas de misa, echando ojo a la esquina. Al cabo de un rato, apareció el desconocido en un caballo que tenía la piel tan negra como si la hubieran cortado en una noche de octubre; las herraduras eran de oro y los arneses de oro, sembrados de rubíes, brillantes y esmeraldas.

Las dos se quedaron en el otro mundo cuando lo vieron detenerse ante ellas y desmontar.

Las saludó con grandes ceremonias. Lo mandaron pasar y la vieja que era muy saca la jícara cuando le convenía, llamó al criado para que ciudara del caballo.

El desconocido dijo que se llamaba don Fulano de Tal, presentó recomendaciones de grandes personas, habló de sus riquezas, las invitó a visitar sus fincas y por último, pidió a la niña por esposa. No había terminado de hacer la propuesta, cuando ya estaba la madre contestándole que con mucho gusto y llamándolo hijo mío.

Desde ese día las dos mujeres se volvieron locas ; cada día visitaban una finca del caballero, cada noche bailes y cenas; no volvieron a caminar a pie, solo en coche, y regalos van y regalos vienen.

Por fin llegó el día de la boda. El caballero no quiso que fuera en la iglesia sino en la casa y nadie se fijó en que al entrar el cura el novio tuvo intenciones de salir corriendo.

Los recién casados se fueron a vivir a otra ciudad en donde el marido tenía sus negocios.

Desde el primer día que estuvieron solos, el marido dijo a la esposa a la hora del almuerzo que él sabía hacer trucos que dejaban a todo el mundo con la boca abierta y que las iba a repetir para entretenerla; y diciendo y haciendo se puso a caminar por las paredes y cielos con la facilidad de una mosca; se hacía del tamaño de una hormiga, se metía dentro de las botellas vacías y desde allí hacía morisquetas a su mujer; luego salía y su cuerpo se estiraba para alcanzar el techo. Y esto se repetía todos los días al almuerzo y a la comida. En una ocasión vino la viuda a ver a su hija y ésta le contó las gracias de su marido. Cuando se sentaron a la mesa, la suegra pidió a su yerno que hiciera las pruebas de que le había hablado su hija. Este no se hizo de rogar y comenzó a pasearse por el cielo y paredes y a repetir cuantas curiosidades sabía hacer. La vieja se quedó con el credo en la boca y desde aquel momento no las tuvo todas consigo.

A los pocos días volvió a hacer otra visita a sus hijos, trajo consigo una botijuela de hierro, con una tapadera que pesaba una barbaridad. A la hora del almuerzo rogó a su yerno que las divirtiera con sus maromas. Después que éste se dió gusto con sus paseos boca abajo por el techo, le preguntó la tobijuela y le dijo. --¿Apostemos a que aquí no entra Ud?

El otro de un brinco se tiró de arriba y se metió en la botijuela como Pedro por su casa.

La suegra hizo señas a unos hombres que tenían listos con la tapadera, tras una cortina y éstos se precipitaron y taparon la botijuela. El yerno se puso a dar gritos desaforados y a hacer esfuerzos por salir. La esposa quiso intervenir para que le abrieran, pero la madre le dijo: --¿pues no ves que es el mismo Demonio? Desde la otra vez que estuve, pude ver que tu marido no era como todos los cristianos. Le consulté a un sacerdote, quien me acabó de convencer de que mi yerno no era sino el Diablo. Dale infinitas gracias a Nuestro Señor de que a mí se me ocurriera este medio de salir de él.

Luego se fue en persona para la montaña, seguida de los hombres que cargaban la botijuela. Se hizo un hoyo profundo y allí dejó enterrada la botijuela con su yerno dentro. Este se quedó bramando de rabia y diciendo pestes contra su suegra.

En efecto, aquél era el Diablo y desde el día en que la vieja lo enterró, nadie volvió a cometer un pecado mortal, sólo pecados veniales, aconsejados por los diablillos chiquillos. Y toda la gente parecía muy buena, pero sólo Dios sabía cómo andaba el `percal.

Pasaron los años y pasaron los años en aquella bienaventuranza, y el podre Demonio enterrado, inventando a cada minuto una mal palabra contra su suegra. Un día pasó por aquel lugar un podre leñador que tenía por único bien una marimba de chiquillos, y tan arrancado que no tenía segundos calzones que ponerse. Le pareció oir bajo sus pies algo así como retumbos; se detuvo y puso el oído. Una voz que salía de muy adentro decía: --¡Quien quiera que seas, sacame de aquí...! El hombre se puso a cavar en el sitio de donde salía la voz. Al cabo de unas cuantas horas de trabajar, dió con la botijuela. De ella salía la voz que ahora decía: --Ñor hombre, sacame de aquí yle recompensaré.

El preguntó: --¿Qué persona, por más pequeña que sea, puede caber dentro de esta botijuela?

El que estaba en ella contestó: --Sacame y verás. Soy alguien que puede hacerte inmensamente rico.

Esto era encontrarse con la Tentación y el pobre al oír lo de las riquezas, hizo un esfuerzo tan grande que levantó solo la tapadera. Cierto es que por dentro el Diablo empujaba a su vez con todas sus fuerzas. La tapadera saltó, con tal ímpetu, que desapareció en los aires; el Demonio salió envuelto en llamas y la montaña se llenó de un humo hediondo a azufre. El pobre leñador cayó al suelo más muerto que vivo. Cuando fue volviendo en sí, se le acercó el Diablo y le contó la historia de su entierro.

--Para pagarte tu favor-- le dijo-- nos vamos a ir a la ciudad. Yo me voy a ir metiendo en diferentes personas, de las más ricas y sonadas, para que se vuelvan locas y aparecerás en la ciudad como médico y ofrecerás curarlas. No tienes más que acercarte al oído del enfermo y decirme: "Yo soy el que te sacó de la botijuela", --y al punto saldré del cuerpo. Eso sí, cuando te acerqués y yo te diga que no, es mejor que no insistás porque será inútil. Ya te lo advierto.

Y así fue. Partieron para la ciudad, el leñador se hizo anunciar como médico y a los pocos días un gran conde se puso más loco que la misma locura. Lo vieron los más famosos médicos del reino, y nada. De pronto se puso que un médico recién llegado ofrecía devolverle la salud. Llegó donde el enfermo y para disimular, se puso a darle cada hora una cucharada de lo que traía en una botella y que no era otra cosa que agua . A las tres cucharadas se acercó al oído del conde y dijo: --"Soy el que te sacó de la botijuela"--.

Inmediatamente salió el Diablo y el conde quedó como si tal enfermedad no hubiera tenido. Toda la familia estaba agradecidísima, no hallaban donde poner al médico y lo dejaron bien rico.

Siguieron presentándose casos de locura de diferentes aspectos y casi todos eran en el duque don Fulano de Tal, en la duquesa doña Mengana, en el marqués don Perencejo. Y todos fueron curados por el médico, que ya no tenía donde guardar el oro que ganaba. Por fin se puso mala la reina y ¡El señor me dé paciencia! Aquello sí que fue el juicio. La reina no tenía sosiego un minuto y ya el rey iba a coger el cielo con las manos y últimamente tuvieron que amarrarla porque ya no se aguantaba. Aconsejaron al rey que llamara al famoso médico y cuando llegó, le ofreció hacerlo su médico de cabecera y darle muchas riquezas si sanaba a su esposa. El otro, por valenton, le contestó que ya podía hacerse de cuentas de que la reina estaba curada y que si no sucedía así, le cortara la cabeza.

Se acercó con su botella de agua y le dió las tres cucharadas. A la tercera le dijo al oído de la enferma: --"Soy yo, el que te sacó de la botijuela".

El diablo respondió: --¡No!

Al oír esto, el hombre se achantó. ¿Y ahora qué iba a hacer? Se acercó otra vez al oído de la enferma a suplicarle: -- ¡Salid por lo que más querais! ¡Mirad que si no acaban conmigo! Por favor ...

Pero de nada le servían las súplicas: el otro seguía emperrado en que no y en que no.

Estaba, por lo que se veía, muy a gusto entre los sesos de la reina.

Pidió al rey tres días de término y entre tanto, no hizo otra cosa que suplicar al Diablo que saliera, dar cucharadas de agua a la pobre reina y sobarse las manos. Cuando estaba para terminarse el plazo, se le ocurrió una idea: pidió al rey que hiciera traer la banda, que comprara triquitraques y cohetes, que a cada persona del palacio le diera una lata o algún trasto de cobre y la armara de un palo y que a una señal suya, la banda rompiera con una tocata bien parrandera, todos gritaran y golpearan en sus latas y se diera fuego a la pólvora.

Y así se hizo. En este momento se acercó el leñador al oído de la reina y suplicó al Diablo: --¡Salid por favor..!

En vez de contestar, el Diablo preguntó: --Hombre, ¿qué es ese alboroto? El otro respondió: --Aguardate, voy a ver qué es.

>Inmediatamente volvió y dijo: --¡Que Dios te ayude! Es tu suegra que ha averiguado que estás aquí y ha venido con la botijuela para meterte en ella de nuevo.

--¿Quién le iría con la cavilosada a la vieja de mi suegra? --dijo el Diablo. ¿Y patas para qué las quiero? Salió corriendo y no paró sino en el infierno. La reina se puso buena y el leñador, que ya era don Fulano y muy rico, mandó por su mujer y su familia y todos fueron a vivir a un palacio, regalo del rey. .