Hanasakajiisan

Hace mucho, mucho tiempo, en algún lugar del japón vivía una pareja de ancianos tan amables como humildes.
Un día, el anciano, vio a su  vecino maltratar a un perrito,y le rogó que lo dejase marchar, pues era muy pequeño.
El vecino le contestó: "¡Este perro estropeó mi campo escarbando en el! ¡Pero lo perdonaré por esta vez, ya que tu me lo pides!"
El buen anciano lo llevo a su casa y le propuso a su mujer: "Vamos a criar a este perrito para que nos haga compañia"
La anciana contestó muy contenta: "Sí ¡Lo llamaremos Shiro! porque es de color blanco." Y ambos lo criaron con mucho cariño.
Shiro creció rápidamente y no se separaba en ningun momento de los ancianos haciendoles mil carantoñas.
Un día, éste se encontraba escarbando la tierra y el anciano al verlo le preguntó: "¿Qué te pasa?" y se puso a su lado para ayudarlo a cavar la tierra.
El anciano se sorprendió al ver aparecer mucho dinero del hoyo que habían cavado.
La pareja de ancianos se puso muy contenta y ambos agradecieron al perro: "¡Muchas gracias Shiro!"
El vecino que le habia maltratado, al ver lo sucedido se llevó a Shiro para que hiciera  lo mismo en su jardín.
"¡Busca el dinero!", al fin y al cabo estropeaste mi campo! dijo el vecino.
Y Shiro empezó a escarbar y el vecino se puso a su lado a hacer lo mismo.
El vecino se sorprendió mucho al ver que del hoyo aparecía mucha basura en lugar del dinero que tanto esperaba. Irritado, mató a Shiro.
Los ancianos sintieron un profundo dolor por la muerte del perrito y le lloraron durante mucho tiempo.
Ellos erigieron una tumba y plantaron un árbol pequeño en su memoria.
El árbol creció en muy poco tiempo  y el anciano se dirigió a su mujer diciendo: "Vamos a hacer un mortero con este árbol y machacaremos arroz para hacer tortas." Y así lo hicieron.
La pareja de ancianos se sorprendió mucho al ver que en esta ocasion en vez de tortas de arroz salian monedas de oro del mortero.
El vecino al ver esto se llevó el mortero y machacó arroz para hacer tortas.
Pero no pasó nada.
Este se irritó y le dio fuego  al mortero.
Los ancianos se pusieron muy tristes y cogieron el puñado de ceniza para llevarla a su casa.
En ese momento sopló un viento fuerte y la ceniza se dispersó.
Unos árboles muertos que se encontraban cerca de allí empezaron a brillar y los cerezos empezaron a florecer.
Los ancianos muy sorprendidos dijeron: "¡Todavía no es primavera pero los cerezos ya han florecido!"
En ese momento pasaba por casualidad el emperador  quien se dirigió al anciano: "¡Qué maravilloso! ¡Voy a recompensarte por este prodigio!"
El vecino al ver la situación corrio hacia el cortejo real y  dijo: "¡Yo también puedo hacer lo mismo!" y vertió ceniza.
Pero la ceniza salpicó en la cabeza del emperador.
El vecino fue encarcelado y los ancianos vivieron felices para siempre.re.

Yuki-onna(La mujer de Nieve)

Actualizacion : podeis leer mas sobre Yuki onna aqui y aqui encontrar la leyenda original

Hace mucho tiempo, vivían solos en una lejana montaña el cazador Mosaku y su hijo Minokichi. Mosaku era viudo, su esposa había fallecido años atrás, cuando Minokichi era aún un niño. En invierno, padre e hijo salían diariamente a cazar zorros, ciervos y osos, para vender sus pieles en la ciudad.

Cierta mañana, muy de madrugada, Mosaku y Minokichi salieron al monte, pero no lograron cazar ninguna pieza. No perdieron la esperanza y siguieron recorriendo el monte hasta que se hizo de noche, en ese momento empezó a nevar intensamente, con un viento tan frío e intenso que les impedía tenerse en pie. A duras penas lograron guarecerse en un pequeño refugio cercano. En la modesta cabaña pudieron encender fuego, calentarse y reponer fuerzas. Mientras comían, hablaron de diversos temas, hasta que en cierto momento el padre dijo:

- Minokichi, hijo mío, yo soy viejo y tú tienes ya 20 años, y desde que murió tu madre estamos muy solos y necesitamos una mujer en casa. Deberías empezar a pensar en casarte.

Pero su hijo no le escuchaba, porque se había recostado junto al fuego y ya dormía profundamente. En vista de aquello, el padre también acabó por dormirse al cabo de no mucho tiempo, mientras fuera la tempestad de nieve seguía sin cesar.

En mitad de la noche, el fuerte ruido de la ventisca despertó a Minokichi, que al levantarse comprobó que el fuego se había apagado. Se disponía a ir a por más leña para encenderlo de nuevo, cuando de pronto vio de pie junto a la puerta a una hermosa mujer de tez blanquísima y mirada glacial, que vestia un blanco kimono y enmarcaba su rosto por largos cabellos negros. Cuando quiso preguntarle quién era y de dónde venía, Minokichi comprobó horrorizado que no le salía la voz, como si una gran piedra le oprimiera el pecho, y que no podía moverse.

La misteriosa mujer entró en la cabaña, se acercó a Mosaku, que seguía durmiendo, se inclinó sobre él y le sopló un aire helado que le fue congelando lentamente hasta dejarle sin vida. Minokichi, entonces, recobró las fuerzas y logró gritar pidiendo auxilio.

-¡Socorroooo! ¡La Mujer de las Nieves! ¡Auxilio, que alguien me ayude!

Entonces, la Mujer de las Nieves le dijo a Minokichi, mirándole fijamente:

- A ti, por esta vez, te perdono la vida, porque aún eres muy joven y tienes muchas cosas por vivir. Pero te lo advierto: no le cuentes a nadie lo que acabas de ver, porque si lo haces, te mataré.

- De acuerdo - contestó el aterrado joven -, prometo no contárselo a nadie.

Tras lo cual, la bella y misteriosa mujer desapareció dejando un torbellino de nieve a su paso.

A la mañana siguiente, Minokichi trasladó el cuerpo sin vida de su padre. Todo el pueblo acudió a los funerales, y Minokichi se sintió muy feliz por ser consolado por todas aquellas humildes gentes. Sin embargo, se sentía culpable de lo que había pasado, por haber dejado negligentemente que se apagara el fuego del hogar en una noche tan fría como aquella. El joven estaba acostumbrado a vivir con su padre, por eso se sintió muy solo y triste al tener que seguir adelante sin él.

Pasó el tiempo, y cierto día de tormenta, alguien llamó a la puerta de Minokichi. Al abrir, vio que se trataba de una bellísima muchacha, empapada y aterida de frío, que afirmó llamarse Yuki y que le rogó que por favor le permitiera pasar allí la noche, porque iba de camino a la capital y se había perdido por culpa de la lluvia. Al principio, Minokichi no lo veía claro, porque no disponía de una cama que ofrecerle y tampoco tenía nada de comer. Pero la muchacha insistió en que le permitiera quedarse.

- No me importa comer poco o nada, y dormiré en el suelo. Pero por favor, déjame quedarme solamente por esta noche.

Tal era la insistencia de Yuki, que Minokichi accedió a dejarle pasar la noche allí. Naturalmente, Minokichi no tardó en quedarse prendado de la hermosa y dulce muchacha, y le pidió por favor que se casara con él.

Así lo hicieron. Tuvieron muchos hijos y fueron felices durante muchos años. Minokichi estaba muy feliz y orgulloso de su esposa, pero había algo en ella que le extrañaba. Yuki no salía nunca de casa en los días de buen tiempo o de sol. Pero en cuanto oscurecía, salía fuera con sus hijos para jugar y cantar con ellos.

Pasaron varios años. Cierta noche, Yuki estaba zurciendo un kimono, mientras fuera caía una nevada terrible, con un fuerte viento que hacía temblar la destartalada casa. Minokichi estaba recostado, contemplando a su esposa ensimismada en su labor. De pronto, le dijo:

- Mi querida Yuki. No pareces envejecer nunca, sigues tan guapa como el día que nos conocimos.

- Qué va, eso es lo que te parece a ti - dijo ella, sonrojándose.

- ¿Sabes? Acabo de acordarme de una cosa. Cuando era joven, una vez vi a una mujer tan guapa como tú, que además se te parecía muchísimo.

Yuki dejó el kimono y escuchó con mucha atención.

- Yo tenía veinte años entonces, y recuerdo que había salido a cazar con mi padre cuando nos sorprendió una tormenta de nieve como la que está cayendo esta noche. Nos resguardamos en un refugio, y entonces, aquella misma noche, vi a esa mujer, la Mujer de las Nieves.

En ese momento, la expresión de Yuki cambió. Su rostro se volvió pálido y su mirada fría. Se levantó y dijo a Minokichi:

- ¡Me prometiste que no se lo contarías a nadie! ¡Has roto tu promesa!

- ¡Eres tú! - exclamó entonces Minokichi, aterrorizado. - ¡Tú eres la Mujer de las Nieves!

- Sí, soy yo - contestó ella -. Y como has roto tu promesa, ya no puedo seguir existiendo en forma humana. ¡Qué lástima! Yo quería haber vivido contigo para siempre, pero ya no va a ser posible.

Mientras hablaba, Yuki ya se había convertido por completo en la Mujer de las Nieves y estaba de pie junto a la puerta.

- Te dije que te mataría si revelabas el secreto - prosiguió -, pero no puedo hacerlo. No quiero que nuestros hijos, que aún son pequeños, se queden huérfanos sin que nadie pueda cuidar de ellos. No te daré muerte hoy, pero no volverás a verme nunca más. Espero que nunca hagas mal a nuestros hijos o volveré a cumplir mi promesa! Adios esposo!

Y, dejando tras de sí un torbellino de nieve, Yuki desapareció entre la ventisca.

- ¡Yuki, espera! ¡No te vayas! - gritó Minokichi.

- ¿Adónde vas, mamá? - lloriquearon los niños, que se habían despertado y se habían asomado al exterior. Sus voces se confundieron en medio del fuerte viento, mientras ella se alejaba para no volver jamás mientras el viento confundia sus lamentos.




[caption id="attachment_419" align="aligncenter" width="227" caption="Yuki Onna"]Yuki Onna[/caption]

El Oricuerno

El otro dia revisando mis libros encontre una leyenda sobre un ser llamado el oricuerno. Un cuento muy simpatico pero que en ningun momento describia al ser en cuestion, como mucho presuponemos que tiene un cuerno, con el que toca a la joven en la leyenda. Tras trastear en la red encontre una web llamada "http://www.misteriosenlared.com" que hablaba levemente sobre el y sobre algunas criaturas magicas, asi que os recomiendo que la visiteis. COn su permiso paso a dar una breve descripcion de esta criatura para relataros seguidamente su leyenda:

"Aunque se le suele asociar con un unicornio, un oricuerno dista bastante de su familiar equino. Posee patas de gamo, cola de leon y cuerpo de caballo. Su cabeza es de color púrpura, de ojos azules y remata sus pezuñas con unas pequeñas alitas sobre ellas. ¿curioso ser verdad? Seguramente mas de uno se sorprenderia al encontrarselo en un bosque, pero mucho mas se os sorprendera conocer cual es su poder, que deriva desde purificar las aguas ponzoñosas, curar la impotencia a cambiar de sexo tocandote con sus cuernos!.

Cazarlo es un poco mas atrevido que atraer un unicornio, si este se conformaba con el olor de una doncella virgen para reposar la cabeza en su regazo, su primo español solo se acercará si una joven le enseña sus pechos.

[caption id="" align="aligncenter" width="480" caption="Imagen de la mitologia popular española"]Imagen de la mitologia popular española[/caption]

ASi que tras explicar lo que es un oricuerno...aqui teneis el relato.

Había una vez una mocita que tenía un novio, y los dos se adoraban. Pero en el pueblo donde vivían, había otro mozo que también la quería y no hacía más que perseguirla a pesar de los continuos rechazos de ella. Una noche, en que estaban los dos enamorados platicando, ella tras la reja de la ventana, vino alguien protegido por las sombras y mató al novio. Ella supo inmediatamente quién había sido. Salió y, al dar la vuelta a una esquina, se encontró de cara con el asesino y, sin pensárselo dos veces, lo mató de un trabucazo. Pero con tan mala fortuna que no sólo mató al pertinaz enamorado, sino además a un amigo que le acompañaba. Así que nuestra mocita pensó que lo mejor era poner tierra de por medio, huir de la justicia.

Cogió un hatillo con ropa y comida y se marchó por los montes. Anduvo durante toda la noche y todo un día hasta que se encontró unos pastores. A ellos les contó su historia. Los pastores se compadecieron de ella y decidieron ayudarla. Le cortaron el pelo, le dieron ropa de pastor y así, vestida de hombre, se fue por esos mundos.

De mocita enamorada


He pasado a ser varón,


Carlos digo ser llamada


En mi nueva condición.



Y Carlos llegó a un pueblo donde nadie lo conocía, y allí se puso a trabajar en casa de un rico comerciante. El rico comerciante tenía una linda hija llamada Isabel. Entre Isabel y Carlos hicieron pronto muy buenas migas,y ella se enamoró de Carlos. Pero como él no le decía nada, pensaba que era por timidez. Así que, ni corta ni perezosa, se declaró ella. Carlos puso las mil y un disculpas, que qué dirían sus padres, que no lo conocían de casi nada… pero la verdad es que los padres de Isabel estaban encantados con Carlos, que era tan bueno y trabajador.

Así que no sabemos cómo se enredaron las cosas, de tal manera que Carlos se vio casado con Isabel. Y, claro, llegó la primera noche que iban a pasar juntos. Isabel, feliz, contenta, se metió en la cama. Pero Carlos no hacía sino dar vueltas y vueltas por la habitación,  nervioso. Isabel no entendía nada.

- Pero, Carlos, ¿qué te pasa? ¿Es que no eres feliz?

Y Carlos, al final, no tuvo más remedio que sentarse al borde de la cama y contarle la verdad: que no era hombre, sino mujer, que huía de la justicia, y que si ella la delataba, estaba perdida. Isabel la miró con sus grandes ojos y le dijo: “Te ayudaré. Seguiremos viviendo como si tú fueras hombre”.

Casada me vi de golpe,


Casada y sin remisión,


Sin una amiga tan fiel


Muerta me vería yo.



Pero ya hemos dicho que estamos en un pueblo, y ya sabemos lo que ocurre en los pueblos, que todo el mundo habla de todos, que hablan y hablan… Y había pasado un año, y Carlos e Isabel no tenían hijos. Y la gente comenzó a murmurar, y hubo quien se atrevió incluso a decir que si Carlos no era Carlos, sino que era una mujer. El suegro, el rico comerciante, se salía de sus casillas: ¿cómo era posible semejante difamación?

Decidió hacer una prueba para que todos los del pueblo se dieran cuenta de que Carlos era un hombre. Invitó a toda la gente del pueblo, montó un gran banquete. Pensó él: “Pondré sillas bajas y sillas altas. Si Carlos se sienta en la silla más baja, es que es mujer, y si se sienta en la silla más alta, es que es hombre”. Pero Isabel, que estaba a todo lo que ocurría en la casa, descubrió lo que su padre tramaba y se lo contó a Carlos. Y Carlos se sentó en la silla más alta.

Mi suegro me puso sillas


Por saber mi condición.


Con Isabel como amiga


De las pruebas salgo yo.



Pero la gente no quedó muy convencida y siguieron las murmuraciones. Así que el suegro decidió hacer una prueba definitiva. Invitó a todos los hombres del pueblo a una gran cacería y después de la cacería, todos a bañarse desnudos al río. Ahí se vería si Carlos era un hombre o era una mujer. Carlos e Isabel estaban acongojados. De aquélla sí que ya no salían.

Y llegó el temido día. Y después de la cacería, todos a bañarse al río. Los hombres se desnudaron, menos Carlos, que puso una disculpa momentánea y se sentó en una peña a dar vueltas y vueltas a la cabeza a ver qué podía hacer. Y aquí entra la parte mitológica, porque de repente apareció, viniendo por el camino, un animal inmenso con unas grandes patazas, una gran cabeza y un enorme cuerno que salía de ella. Era el oricuerno. El oricuerno se fue acercando a ella y le dijo que se desnudase, y con su inmenso cuerno le hizo una cruz en el empeine, y en aquel mismo instante Carlos se convirtió en Carlos.

Estaba desesperado


de esta ya no salgo no


apareció un oricuerno


que en hombre me convirtió.



Y corriendo se fue hacia el río y todos pudieron comprobar que era hombre.

Volvieron todos a casa,


Isabel en el balcón,


Corrió Carlos a abrazarla,


Le ofreció todo su amor.



(Este cuento aunque lo conocia de otro modo lo he tomado de http://www.hammutopia.com, pues la autora ha sabido mezclarlo con estrofas haciendolo parte del cancionero popular y todo una obra de arte)